Informaciòn General de Trafico Aereo en los Aeropuertos

jueves, 13 de octubre de 2016

Furor LowCost en Argentina








Se puede decir que las low cost -o algo parecido- nacieron en Estados Unidos de la mano de Southwest Airlines a fines de los 60. Hoy la empresa se mantiene como la que más pasajeros transporta dentro de su país. El modelo, algo después, se extendió por el mundo, pero fue en Europa donde más aceptación tuvo y donde se desarrollaron las empresas más agresivas. Hasta ahora eran aerolíneas que operaban distancias cortas, aunque el modelo comienza hoy por hoy a trasladarse al largo radio. Para el público, low cost significa tarifas bajas -en algunos casos ridículamente bajas para quienes no tienen pretensiones- y donde se paga solo por lo que se usa (bebidas, equipaje, auriculares, ubicación en el avión, etc.). Su desarrollo en Latinoamérica fue lento y escaso y solo hizo pie en los últimos años en México y, en menor medida, en Colombia. Eso no fue una limitación para que algunas empresas, nuevas o ya instaladas, pasaran a autodefinirse como "Low Cost", usando el concepto simplemente como una estrategia de marketing. Como sinónimo de tarifas bajas pero sin cumplir con ninguna de las condiciones que requiere el modelo. El riesgo para estas empresas travestidas es que el público las termina asociando con una "empresa barata" que ahorra, quizás, donde no tiene que ahorrar. La Argentina ha recibido en las últimas semanas la visita de los máximos ejecutivos de empresas como Ryanair (Declan Ryan), Norwegian (Bjorn Kjos) y Flybondi (Julian Cook, fundador de Flybaboo) con proyectos para entrar al mercado local con una low cost

asta ahora, solo una de las propuestas muestra en los papeles cumplir con las condiciones básicas que permiten a una aerolínea ofrecer tarifas realmente bajas y aun así ser rentable. A saber: aviones nuevos (bajo costo y alta utilización); un solo modelo (ahorro en mantenimiento, repuestos, tripulaciones, capacitación, etc.); libertad para aplicar tarifas por debajo de las de la competencia o de los buses de larga distancia; aeropuertos de segunda categoría (más baratos de operar y hasta subsidiados); auto handling o posibilidad de contratar el servicio más barato (rotar el avión en 30 minutos) y convenios laborales flexibles. ¿Son posibles estas condiciones en la Argentina o en la mayoría de los países latinoamericanos? En principio parecería que no, por lo menos en el corto plazo.

En la Argentina no existen aeropuertos alternativos (solo algunos en Buenos Aires, pero son de difícil acceso y escasa infraestructura) y los que hay están concesionados prácticamente a la misma empresa o son bases militares. También el servicio de rampa está en manos de una sola compañía. Suponiendo que uno opte por el auto handling, lo podrá hacer en Buenos Aires pero deberá negociar inevitablemente con un monopolio para el resto del país. El gobierno, por su parte, se resiste a eliminar la banda más baja para no afectar a las compañías ya existen, en especial a la estatal Aerolíneas Argentinas, pero fundamentalmente para no enfrentarse con los manda más de la industria de los micros, principal bocado de una lowcost. También están los poderosos gremios aeronáuticos que difícilmente acepten resignar conquistas laborales obtenidas a lo largo del tiempo presionando a la empresa estatal.

Si no se dan todas estas condiciones o solo se dan algunas, una lowcost no será realmente una lowcost, sino un híbrido entre modelos o simplemente una estrategia de marketing. Apenas un slogan. De los ítems a cumplir, algunos le corresponden a las aerolíneas (aviones nuevos, flota uniforme y eficiencia), y otros al gobierno (infraestructura aeroportuaria, competencia en el handling, flexibilidad en las condiciones laborales, libertad para fijar tarifas). ¿Alguien piensa que llegará en el corto plazo una low cost a la Argentina?

Fuente: Aviation News

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